23 de abril de 2019

La inteligencia de las ciudades

Bienvenidos sean otra vez a este cúmulo de bytes residente en alguna parte de este ente amorfo y etéreo llamado nube. Después de otro periodo prolongado de ausencia, estoy de regreso con una reflexión que he sacado de mi tintero virtual, sobre lo que ha sido mi quehacer en este lapso y que con gusto comparto con ustedes.

Como escribía en la entrada anterior, fui participante y ganador en el evento Hackatour Ciudades Inteligentes, organizado por la icónica publicación Software Gurú en esta ciudad. Y en la ceremonia de premiación de este evento, fui invitado al primer meet up de la comunidad Smart Cities GDL para compartir los pormenores de mi proyecto. En este sentido, agradezco a Enrique Gutiérrez García, fundador de esta incipiente pero interesante y más que pertinente comunidad, por las dos invitaciones como ponente en sus meet up mensuales, pero sobretodo, por ser parte de su selecto grupo de asesores en este tema.

La plática inicial de este primer evento realizado el pasado mes de marzo en las instalaciones de Centraal GDL, la ofreció el Dr. Víctor Manuel Larios Rosillo, introduciendo el concepto de smart city y algunas de las visiones en el mundo sobre este tema. Fue agradable ver algunas coincidencias en su exposición con la visión particular que tengo de ciudad inteligente en dos puntos que considero importantes: la ciudadanía considerada como un agente dentro del ecosistema y la introducción, por lo menos, del término gobierno inteligente.

Reconocer a la ciudadanía, desgranada tanto en lo individual como en lo colectivo, como un agente social que forma parte del ecosistema de una ciudad, es un gran paso para derogar la obsolescencia del esquema que solamente consideraba gobierno, industria y academia en la gobernanza.

Es necesario entender que este agente es dinámico, esto es, que la ciudadanía no es pasiva: ni es un medio para ganar elecciones, desde una óptica simplista del poder, ni es un mercado cautivo, desde una óptica simplista de la mercadotecnia.

Hace algunos meses, comentando un tweet sobre las relaciones entre los cuatro agentes sociales, exponía que son posibles 2^4-5 relaciones. El razonamiento numérico es sencillo: 2^n, restando cuatro relaciones que pueden entenderse como lazos entre un agente social consigo mismo mas la relación nula. Lo anterior resulta en una combinatoria de 11 relaciones posibles, en donde por lo menos se encuentran involucrados dos agentes sociales diferentes.

Es evidente que existen algunas combinaciones que se encuentran agotadas y hasta pervertidas como gobierno-industria, gobierno-gobierno, gobierno-academia e industria-academia. Sin embargo, estaremos de acuerdo en que las relaciones menos exploradas son aquellas combinaciones que involucran a la ciudadanía.

Como lo he expresado en múltiples eventos, una ciudad inteligente no es una ciudad sensorizada. Tenemos que remover esa visión inducida que ha fomentado la industria y que pauperiza este concepto hacia meros aspectos de conectividad y automatización en las ciudades. De igual forma, no es una oportunidad más para los gobiernos de aplicar el sempiterno enfoque recaudatorio en la adopción de tecnologías de información.

El concepto de ciudad inteligente plantea un paradigma muy diferente de ciudad al que nuestros gobiernos y nuestras sociedades conocen. Una ciudad inteligente se apoya en las tecnologías de información para una mejor toma de decisiones, pero también en un modelo diferente de gobierno que incluye la participación de ciudadanos preparados en lo profesional y lo académico, tanto en sus procesos como en sus estructuras.

Ni más discursos ni más sensores vuelven inteligentes a las ciudades. El tema es más complejo de lo que pudiera escribirse en cientos de entradas y a dos de tres caídas sin límite de tiempo, pero podemos empezar por desmitificar esa visión domótica a nivel macro que ha implantado la industria con fines comerciales, así como por impulsar una nuevo esquema de gobernanza para subsanar que gobierno siga manteniendo subjetividad en su toma de decisiones.

La ciudad inteligente entrelaza en su día a día criterios sociales, técnicos, tecnológicos y políticos y ninguno de ellos puede ni debe ser menospreciado. Solo si se relacionan estas dimensiones dentro de un esquema de gobernanza que involucra como iguales a todos los agentes sociales que coexisten en ella, entonces una ciudad podrá escalar hacia la condición de inteligente.

Los veré en la próxima entrada.


Charles